domingo, 28 de agosto de 2011

EL CURADOR

EL CURADOR

(Del latín CURATOR, ORIS)

1.- Adjetivo; que tiene cuidado de algo.

2.- Persona elegida o nombrada para cuidar los bienes o negocios de un menor, o de quién no esta en estado de administrar por sí.

3.- Persona que cura, como lienzos, etc.

(Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición Real Academia de la Lengua Española)

El curador: es un crítico o autoridad en artes visuales quién da un respaldo académico a la exposición y selecciona o determina las obras a exponer de acuerdo con criterios que establece de común acuerdo con los organizadores o productos de una exposición.

El término curador tomado del inglés - curatorship- se refiere al conservador o encargado de un museo. En castellano curador es aquella persona que cuida algo. La ambigüedad etimológica del término lleva a que sea una profesión extraña para el común denominador de las personas.

El curador es considerado "una especie de sanador estético", cuya función consiste en el diagnóstico de tendencias, inclinaciones propias del arte y de la cultura de nuestro tiempo. El ejercicio curatorial es una profesión de reciente historia y su función básica es propiciar una lectura coherente y orientadora de la producción plástica, incluyendo la concepción de exposiciones y los criterios rectores para la formación de colecciones institucionales o privadas Es la persona que concibe y diseña una exposición, sugiere los objetos que deben exponerse y elabora la documentación relativa a los mismos.

Para que la curaduría tenga un verdadero sentido es necesario crear un contexto particular que amplíe las relaciones de las obras con el entorno. Un curador debe ser un gran conocedor de la Historia del Arte y tener asimismo un amplio contacto con la realidad contemporánea, aportando una mirada erudita y sensible, para poder construir un pronunciamiento visual a través de la exposición.

La curaduría es una actividad fundamental en los procesos de crear discursos y manejar colecciones; curar un cuadro es localizar que hay en ellos de común que nos haga propiciar lecturas coherentes no solo en el arte sino en el tiempo.

La curaduría es un género o figura intermedia entre la museografía, la crítica y la promoción cultural, además de poseer tres dimensiones: una axiológica, que es la producción de valor, una dimensión expositiva, que refiere a la puesta en escena y una dimensión hermenéutica relacionada a la interpretación de la obra. Curadores y Críticos representan hoy los artífices más influyentes de la interpretación y el análisis de la producción plástica contemporánea.

La museología internacional define la curaduría como el área encargada del cuidado, investigación, conservación, teniendo como misión principal profundizar el conocimiento de las colecciones, base fundamental de trabajo para todas las demás secciones de un museo, y elevar así mismo el nivel científico de la entidad. Desarrolla las actividades de investigación, registro y catalogación, conservación, diseño de guiones científicos y museográficos de las exposiciones permanentes y temporales, así como la concepción y producción de textos de catálogos y libros especializados.

Las actividades curatoriales abarcan un campo muy extenso, tanto en los planos culturales y artísticos como en el comercial. Por ejemplo, el curador deberá puntualizar para un evento colectivo: la elaboración de la estructura; la identidad visual; la estrategia de divulgación en los medios; y su articulación con los demás sectores que produce cultura en la sociedad. Así también elegirá los autores con sus respectivas obras, para distribuirlos por los diversos espacios de exposición, determinando qué obras serán expuestas y de qué manera.

En un gran evento, como en el trabajo de programa sobre un centro cultural; o administrando una carpeta de artistas, cabe siempre al curador trazar un puente entre la obra y el público, haciendo viable su circulación. El curador entonces es, sobre todo un traductor del sentido general de una determinada producción artística tanto para el mercado como para el público en general; y ese trabajo comienza casi siempre, por el trabajo del propio artista.

Es por eso que el curador tiene tanta importancia, porque él es también el puente entre la crítica o sea la divulgación intelectual de una producción artística y el mercado consumidor de ese arte –no solo en el sentido de compra-venta de la obra física, sino sobre todo en el sentido más amplio de circulación social de los bienes culturales.

Una de las más importantes atribuciones del curador es proponer y organizar colecciones públicas y privadas que por la naturaleza propia de las artes, se constituyen en reservas culturales de formación de identidad, de auto-conocimiento y autocrítica de una sociedad, en una dimensión tal vez solo comparable al cine, a la literatura y la arquitectura.

El curador es, por así decirlo, el “autor intelectual” de una exposición. Generalmente es un especialista en una determinada área del conocimiento (artes plásticas, historia, botánica, numismática, tecnología, zoología, arquitectura, cartografía, monedas, videoarte, textiles, por ejemplo) que, además, conoce y tiene acceso a colecciones de obras, objetos o especimenes que expresan o condensan el saber del cual es especialista. El curador también requiere tener ciertas nociones de cómo conservar en buen estado las obras, seres u objetos que propone exhibir.

La tarea del curador es elegir un tema que pueda ser expuesto a través de obras de arte, especímenes naturales o minerales, tecnología o cualquier otro tipo de ser u objeto. Una vez elegido el tema, debe explicar cómo se propone transmitirlo al público y cuál es la finalidad educativa de la exposición. Un curador es un autor, porque a lo largo del espacio de exposición desarrolla el argumento que del tema de la exhibición.

Por ejemplo, si un curador de arte se propone hacer una exposición con el tema principal de la vida en el mar, puede dedicar una sala al asunto de los peces, otra al de las embarcaciones, otra a la representación de caracoles marinos, una más a los marineros, etcétera. O bien puede elegir un tema circunscrito a cierto periodo temporal, determinado estilo pictórico, o incluso un tema de carácter filosófico o de reflexión estética; por ejemplo, una exposición titulada “¿Hacia dónde va el arte?”, en la que cada obra aporte una respuesta.

En los últimos años, el curador recibe cada vez más atención en el medio de los museos. Hay curadores que gozan de fama internacional y son contratados por museos de todo el mundo para que organicen exposiciones. Incluso se ha llegado al extremo de organizar exposiciones en donde se prescinde de las fichas técnicas de las obras y sólo se informa del título de la exposición y el nombre del curador, como si lo importante fuera la “idea” expuesta a través de las obras y éstas fueran secundarias.

Arq. Víctor Manuel de Dios Olán
Curador

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